- GABRIELA ROJAS
Médicos advierten grave riesgo de salud porque ladrones manipularon muestras biológicas altamente infecciosas
No lo podían creer. Los trabajadores que llegaron antes de las 6:00 am al Instituto de
Medicina Tropical (IMT) de la Universidad Central de Venezuela (UCV) se encontraron de
nuevo con las puertas de los laboratorios destrozadas, vidrios rotos, rejas violentadas,
cables arrancados y todo tipo de muestras biológicas regadas por el suelo. En dos robos
consecutivos ocurridos en menos de 48 horas terminaron de llevarse los últimos equipos, computadores, neveras y material de trabajo que quedaban en los laboratorios del Instituto,
lo que deja al personal sin un microscopio, ni siquiera una computadora o impresora para
seguir atendiendo a los pacientes que vienen de todo el país a realizarse exámenes en
este centro de salud de referencia nacional.
Este es el robo número once que sufre el Instituto de Medicina Tropical en lo que va de
año y esta vez se llevaron todo: hasta los virus, porque dentro de los laboratorios se
resguarda material biológico altamente contagioso: “estas personas pueden estar en
un grave riesgo de salud porque dentro de los laboratorios hay cultivos, hongos patógenos
y muestras de enfermedades infecciosas como histoplasmosis (se contagia al inhalar
esporas que se liberan en el ambiente), chagas, leishmaniasis, toxoplasmosis y micosis
severas con lo que pudieron infectarse y contagiar a su entorno”.
Los médicos, investigadores y trabajadores del IMT llegaron una vez más, frustrados,
a exigir soluciones en la sede del Decanato de la Facultad de Medicina:
“Nos han robado once veces en lo que va de año y lo más deprimente es que no se
ha tomado ninguna acción para evitarlo", explica Astrid Borrego, profesora de
parasitología del instituto.
No ha habido reja, cerradura, candado o puerta de seguridad que contenga el
problema: todas las semanas de este año los trabajadores han reportado los robos e
irregularidades con las que lidian a diario y como no cuentan con vigilantes de noche
ni durante los fines de semana, han tenido que resguardar por sus propios medios el
poco material que dejan los ladrones.
“Esta vez se llevaron lo poco que quedaba, hasta una nevera dejaron atascada en una
ventana porque no la pudieron sacar pero seguramente esta noche vienen a buscarla
porque esto raya en lo insólito”, dice Borrego, quien tuvo que suspender las clases por
lo menos durante esta semana porque no puede garantizar la integridad de los estudiantes
y tampoco hay material para que tomen muestras y hagan sus prácticas.
"He llegado en dos oportunidades antes de las 6:00 am a abrir los consultorios y me
Los docentes e investigadores tuvieron que suspender las actividades académicas de
los 900 estudiantes de pregrado y casi mil estudiantes de posgrado que hacen vida en esta institución.
encuentro con personas que estaban durmiendo en los baños y una ya tenía hasta una
maleta y todo", comenta una de las asistentes administrativas. Denunciaron ante las
autoridades universitarias que los ladrones entran y salen de las instalaciones por el
área posterior del instituto que da hacia el Jardín Botánico, donde se supone funciona
un comando de la Guardia Nacional, y aseguran que debe haber complicidad interna
porque para mover esos equipos pesados y de magnitud (neveras y aires acondicionados)
requieren uno o varios vehículos.
En los robos anteriores han encontrado piezas de los equipos robados en el cerro que lleva
hacia el Jardín Botánico y aunque el problema se repite una y otra vez el personal de
seguridad de la UCV se niega a permanecer durante la noche en el edificio porque no
cuentan con equipos de protección y consideran que no pueden exponerse al riesgo de
ser agredidos por los delincuentes.
Nahir Martínez, jefa de sección de virología, asegura que en los diez robos anteriores
pudieron seguir trabajando con el mínimo equipo que tenían e incluso el personal pagó
de su propio bolsillo las reparaciones a las puertas y reutilizaron algunos computadores
viejos para poder continuar operativos pero con los robos de estos dos últimos días se
hace imposible atender a los pacientes porque ni siquiera tienen equipos para recuperar
la base de datos, ni aire acondicionado para permanecer en los laboratorios y menos una
impresora para entregar los resultados.
“La desmoralización del personal es terrible. Hay pacientes que vienen del interior y
viajan durante toda la noche para madrugar aquí porque es el único lugar en el país
donde pueden hacerse exámenes específicos y nos da una tristeza enorme decirles
que estamos cerrados y que no sabemos cuándo los podemos volver a atender porque
ni siquiera tenemos cómo cerrar las puertas esta noche”, dice Martínez.