martes, 13 de diciembre de 2016
¿Quieren saber hacia donde nos llevan? Lean:Operación Berta: la confiscación masiva de dinero en Nicaragua
CORTESIA CORTESIA , SOLO UNA VEZ SE PUEDE UTILZAR LA FOTOS. Fotos Cortesía del Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (IHNCA)
Una extraña reconcentración de todos los empleados del Sistema Financiero Nacional, desde tres días antes, levantó las primeras sospechas, pero la población en general estaba ajena a lo que ocurriría aquel domingo 14 de febrero de 1988: la Operación Berta.
Ese Día de los Enamorados el Gobierno sandinista anunció mediante un decreto que a partir de las 00:00 horas del día 15 de febrero del año de 1988, los billetes y monedas de córdoba, vigentes en ese momento, quedarían sin valor y que en los siguientes tres días debían cambiarlos por nuevos billetes. Se ejecutaba así un secreto plan del Gobierno que debería su nombre a una hacienda donde se fraguó años atrás.El córdoba en ese momento estaba súper devaluado. Un dólar se cambiaba a 21 mil córdobas en el banco o en las casas de cambio existentes, y en el mercado negro se cotizaba hasta en 40 mil córdobas, según publicaciones periodísticas de la época. La gente ganaba en cantidades millonarias. Pero los millones o “chancheros”, a como la población les llamaba, tenían poco valor. Un helado de bolsita de los que se venden en las pulperías valía entre 500 y mil córdobas, por ejemplo.
De manera sospechosa, ese mismo domingo 14 de febrero personas en vehículos militares como Was, Lada e IFA y con maletines llenos de dinero barrieron con todo lo que había en el Centro Comercial Managua, el Oriental y demás centros de compras de la capital, según publicó LA PRENSA. Al igual que la población en general, los comerciantes no sabían que al día siguiente mil córdobas “viejos” se les convertirían en solo un córdoba nuevo y verían reducido su patrimonio económico.Alberto Rojas, un comerciante de Masaya que viajaba a la Costa Atlántica, relata como la Operación Berta lo dejó en la quiebra:“La gente de las comunidades de la Costa Atlántica ya sabía el cambio que se haría y salieron a gastar el dinero que tenían y los comerciantes no sabíamos nada, y vendíamos a diestra y siniestra. Al siguiente día en la noche que se produjo el cambio todo mundo amaneció con sus compras hechas y nosotros que habíamos vendido todo amanecimos con una poquedad de dinero, que ya no valía. Dispuse venirme para Masaya, y cuando fui a comprar gasolina ya no podía pagarla con lo que había recogido de la venta. Nos vinimos a pie, pasando dificultades, porque dinero ya no había”, narró Rojas.Lissete Sánchez, una joven del barrio San Judas de Managua, recuerda que cuando murió su abuelita, unos meses después de la Operación Berta, debajo del colchón de la cama de la ancianita encontraron varios millones de córdobas “viejos”, los cuales eran sus ahorros. Prefirió perderlos a darlos a cambiar a sus familiares.El decreto del Gobierno establecía, además de los 1,000 córdobas viejos por uno nuevo, que solo cambiaría billetes de 500 córdobas “viejos” para arriba y se cambiaría un máximo de 10 millones de córdobas “viejos”, es decir, un máximo de diez mil córdobas “nuevos”. Así, entre personas que no lograron cambiar y personas a quienes no se le cambió todo el dinero que tenían ahorrado fuera de los bancos, muchos fueron quienes se sintieron “asaltados” por el Gobierno.Unos 60 mil empleados del Sistema Financiero Nacional, ordenadamente reconcentrados y distribuidos en 1,611 mesas a lo largo de todo el país, cambiaron todos los córdobas viejos por los nuevos.
“Esa no era la idea”
Uno de los impulsores de la Operación Berta fue Henry Ruiz, uno de los nueve comandantes de la Revolución y quien hasta 1985 fue ministro de Planificación Económica. En 1988, cuando se ejecutó “Berta”, Ruiz era ministro del Exterior y ya no se involucró en la operación.Según Ruiz, la Operación Berta se iba a efectuar en 1985 y no en 1988, pero quienes dirigían las instituciones del Estado se opusieron porque se dieron cuenta de que habría un mayor control de los recursos del Estado y ya no se podría derrochar.La idea inicial era un cambio de moneda solamente, es decir, en 1985 iban a cambiar un córdoba “viejo” por un córdoba “nuevo”. Y no como ocurrió después en 1988.
Los sandinistas querían dejar sin dinero a la contrarrevolución con la Operación Berta, pero los contras usaron una y mil maneras para no quedarse sin cambiar dinero.En Somotillo, Chinandega, los contras ofrecieron pagar buenas cantidades de córdoba “viejo” por queso y otros productos que la gente les vendiera y que las personas luego fueron a cambiar los córdobas “viejos” por córdobas “nuevos”.A pesar de que la zona estaba minada, centenares de personas llegaron a Somotillo a venderle cosas a la Contra. Una de ellas fue Brenda Isabel Gutiérrez Munguía, una joven chinandegana de 19 años de edad y que era estudiante de diseño gráfico.Brenda Isabel logró vender queso a los contras, pero cuando regresaba a Chinandega, en una comunidad que se llama La Ceiba, pisó una mina y falleció en el lugar. Su tía, Carol Munguía, recuerda que la joven tenía varios charneles en el cuerpo y el mortal fue uno que le penetró en el rostro y se le alojó en el cerebro.Luis Fley, uno de los ex jefes contras, comentó que la Operación Berta perjudicó más a los campesinos que a ellos.Fley conoció a un campesino de apellido Arancibia, a quien la Contra le pagó millones y millones de córdoba por un ganado, pero ese dinero después no lo pudo cambiar a córdobas “nuevos” y el señor murió poco después de pena moral.“A nosotros (contras) más bien nos ayudó porque en vez de andar cargando sacos de dinero, después fue menos el volumen de billetes”, explicó Fley.
La Contra y el cambio monetario
El descalabro económico había tenido su origen en el mismo inicio de la Revolución, en 1979, explica Ruiz, ya que Somoza había dejado en cero las divisas del país y la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional echó a andar el aparato del Estado “con lo que había”.En 1983, la mayoría de los países de Latinoamérica subsistían con una inflación del 20 por ciento en sus economías. Pero en el caso de Nicaragua muy pronto se iba a rebasar esa cifra.Ruiz asegura que, preocupados, los líderes sandinistas comenzaron a consultar con países socialistas que habían tenido problemas de hiperinflación, como Alemania donde se llegó a pensar que se produciría el fin de dinero en papel, y la Unión Soviética, donde la gente pagaba con carretones llenos de dinero.Luego de esas consultas, entre Henry Ruiz y el presidente Daniel Ortega idearon un plan de ajuste, un cambio de moneda que les permitiera una limpieza en el Sistema Financiero y a la vez descapitalizar a la contrarrevolución.Ruiz recuerda que estaban con unos alemanes en una finca de la Carretera Sur, por el kilómetro 27, y la propiedad se llamaba Berta. ¿Cómo le vamos a poner a esta operación?, se preguntaron. “Pongámosle Berta”, se respondieron. Y así se quedó.
La Operación Berta solo era conocida en ese momento por Henry Ruiz y Daniel Ortega, más unos cuantos empleados del Sistema Financiero Nacional, especialmente del Banco Central de Nicaragua (BCN), a quienes hicieron jurar que nunca iban a revelar información sobre la operación económica.De acuerdo con algunas publicaciones, como el portal web www.agenciasnn.com, el juramento decía así: “Yo (nombre del juramentado) integrado en la tarea de la Operación Berta, juro solemnemente ante los más sagrados principios de nuestra Revolución, ante la memoria de nuestros Héroes y Mártires, preservar fielmente con celo el conocimiento adquirido y mantener la compartimentación y el secreto de la Operación Berta”.“Si llegara a violar este juramento, que las leyes revolucionarias caigan sobre mí, y el desprecio del pueblo nicaragüense sea mi castigo”.Una de las cosas que más sorprendió a Ruiz fue que la operación realmente se mantuvo en secreto desde su concepción en 1983 y fue hasta en 1985 que se dio a conocer a toda la Dirección Nacional del FSLN. “Ni siquiera Tomás Borge sabía, que era ministro del Interior, ni Sergio Ramírez, que era vicepresidente”, dice Ruiz, quien asegura que en el 85 él se mantuvo firme de que se ejecutara el plan, pero que Daniel Ortega se echó para atrás por temor político.“Daniel Ortega oyó decir que eso era peligroso y no se arriesgó. En 1985 allí tenía que ejecutarse la Operación Berta, pero como esta operación tiene unos significados políticos, la verdad es que cuando se dio a conocer a la Dirección Nacional la gente se echó para atrás, porque además, los ministros que estaban al frente de la Dirección Nacional se dieron cuenta de la estratagema que estábamos armando que era impedirles que siguieran usando los recursos monetarios y financieros a la loca”, asegura Ruiz.
La catástrofe
La indecisión política de no poner en marcha la Operación Berta provocó que el córdoba continuara devaluándose. En marzo de 1985 el dólar se compraba en 670 córdobas, pero marzo de 1987 ya estaba el dólar en 15,750 córdobas. En enero del 88 fue que subió el dólar hasta 21 mil córdobas. La economía nicaragüense sufría una hiperinflación de más del diez mil por ciento.En el 88 el ministro de Planificación Económica era Dionisio Marenco, quien se acordó que estaba “engavetada” la Operación Berta, relata Henry Ruiz.Como en el 85 se canceló la operación, grandes bodegas estaban llenas del córdoba “nuevo”, y Marenco decidió que se usara ese dinero para un nuevo intento de cambio monetario, solo que ahora tenía un problema, que no había suficiente dinero para cambiar un córdoba “viejo” por un córdoba “nuevo”.Según Ruiz, Marenco hizo una operación matemática y se decidió que se cambiarían mil córdobas “viejos” por un córdoba “nuevo”. “El cambio de moneda se convirtió en una confiscación”, expresa Ruiz, ahora alejado políticamente de Ortega.Ruiz asegura que la gente se sintió “atracada” en ese momento debido a los especuladores, ya que todos los artículos fueron sacados del comercio y la escasez aumentó los precios de las cosas. “Si alguien tenía 200 mil córdobas y los cambiaba, le daban 200 córdobas nuevos. Con ese dinero se iba al mercado, pero como no había nada, lo poco que se encontraba estaba caro y la gente sentía que el dinero se te hacía agua”, comenta Ruiz, quien recuerda que hasta su padre le reclamaba por la Operación Berta.LA PRENSA le pidió una entrevista a Dionisio Marenco sobre este tema, pero no contestó las preguntas que pidió se le enviaran a un correo.
Los fallos
Los nueve comandantes revolucionarios que empezaron a gobernar en 1979, según Henry Ruiz, llegaron al poder con ideas de favorecer al pueblo, pero en esas intenciones cometieron algunos errores, como no incentivar de manera adecuada la producción en el país.Un campesino ganaba por día según lo que hacía, pero con la revolución se les comenzó a pagar por día sin importar la producción. De esa manera la producción se bajó en los años ochenta hasta a un 16 por ciento, es decir, si antes se producían 100 quintales de frijoles en un mes, en el transcurso de la revolución la producción se bajó hasta solamente 16 quintales de frijoles por mes. Esa baja en la producción provocó que las cosas valieran más y el dinero cada vez menos.Esa baja producción no se mejoró después de la reforma monetaria, por lo cual la inflación volvió a crecer después de la Operación Berta.El economista José Luis Medal explica que otros elementos influyentes para que la reforma monetaria del 88 no surtiera efectos fueron que, primero, no fue acompañada por una reducción del déficit fiscal y, segundo, que se siguió produciendo billetes sin control.Aunque con la Operación Berta el gobierno sandinista quiso darle estabilidad a la moneda, esto no se logró sino hasta en los años noventa, en el Gobierno de Violeta Barrios de Chamorro, con la entrada en vigencia del córdoba “oro”, el cual tuvo un mayor respaldo y un mejor plan de sostenimiento que el córdoba “nuevo” de los sandinistas.En Nicaragua ha habido cuatro reformas monetarias en la historia, en 1912, en 1940, en 1988 y en 1991 con el córdoba “oro” de Francisco Mayorga.
El 20 de marzo de 1912, siendo Adolfo Díaz presidente, se opera en Nicaragua la Conversión Monetaria que adopta como unidad de cambio el “córdoba”, en honor al conquistador español Francisco Hernández de Córdoba. Promulgada la Ley de Conversión Monetaria, los Billetes del Tesoro fueron cambiados gradualmente por la nueva moneda que tenía un tipo de cambio igual al del dólar americano.El decreto de Díaz señalaba que se emitirían monedas de 10 córdobas conteniendo un gramo y 672 miligramos de oro de nueve décimos de ley y monedas de un córdoba que contendrían 25 gramos de plata.El 26 de octubre de 1940, siendo presidente Anastasio Somoza García, se acordó otra reforma monetaria que derogó la de 1912.
El córdoba dejó su paridad con el dólar norteamericano para tener relación de cambio con el oro físico, y solo equivalencia con el dólar americano. Se tomó asimismo el régimen de papel moneda respaldado. Además de los billetes, se acuñaron monedas de níquel y de cobre con el busto de Francisco Hernández de Córdoba en el anverso, y en el reverso el escudo de la antigua Federación Centroamericana, rodeado de la frase: “En Dios confiamos”. Nicaragua abrió la década del noventa bajo el gobierno de Violeta Barrios de Chamorro, quien realizó la emisión del córdoba “oro”, que a partir del 13 de agosto de 1990 pasó a convertirse en un nuevo medio circulante, expresado en la misma moneda córdoba.Aunque el nuevo gobierno proclamó que dicha moneda tendría paridad con el dólar americano, antes de un año la paridad anunciada tomó su curso real y se devaluó seis veces a su valor de emisión. Actualmente el córdoba se cambia en relación al dólar a una tasa de 25.43 córdobas por un dólar.
En Somotillo, Chinandega, los contras ofrecieron pagar buenas cantidades de córdoba “viejo” por queso y otros productos que la gente les vendiera y que las personas luego fueron a cambiar los córdobas “viejos” por córdobas “nuevos”.A pesar de que la zona estaba minada, centenares de personas llegaron a Somotillo a venderle cosas a la Contra. Una de ellas fue Brenda Isabel Gutiérrez Munguía, una joven chinandegana de 19 años de edad y que era estudiante de diseño gráfico.Brenda Isabel logró vender queso a los contras, pero cuando regresaba a Chinandega, en una comunidad que se llama La Ceiba, pisó una mina y falleció en el lugar. Su tía, Carol Munguía, recuerda que la joven tenía varios charneles en el cuerpo y el mortal fue uno que le penetró en el rostro y se le alojó en el cerebro. Luis Fley, uno de los ex jefes contras, comentó que la Operación Berta perjudicó más a los campesinos que a ellos. Fley conoció a un campesino de apellido Arancibia, a quien la Contra le pagó millones y millones de córdoba por un ganado, pero ese dinero después no lo pudo cambiar a córdobas “nuevos” y el señor murió poco después de pena moral.“A nosotros (contras) más bien nos ayudó porque en vez de andar cargando sacos de dinero, después fue menos el volumen de billetes”, explicó Fley.
Las reformas monetarias en Nicaragua
En Nicaragua ha habido cuatro reformas monetarias en la historia, en 1912, en 1940, en 1988 y en 1991 con el córdoba “oro” de Francisco Mayorga. El 20 de marzo de 1912, siendo Adolfo Díaz presidente, se opera en Nicaragua la Conversión Monetaria que adopta como unidad de cambio el “córdoba”, en honor al conquistador español Francisco Hernández de Córdoba. Promulgada la Ley de Conversión Monetaria, los Billetes del Tesoro fueron cambiados gradualmente por la nueva moneda que tenía un tipo de cambio igual al del dólar americano.El decreto de Díaz señalaba que se emitirían monedas de 10 córdobas conteniendo un gramo y 672 miligramos de oro de nueve décimos de ley y monedas de un córdoba que contendrían 25 gramos de plata.El 26 de octubre de 1940, siendo presidente Anastasio Somoza García, se acordó otra reforma monetaria que derogó la de 1912. El córdoba dejó su paridad con el dólar norteamericano para tener relación de cambio con el oro físico, y solo equivalencia con el dólar americano. Se tomó asimismo el régimen de papel moneda respaldado. Además de los billetes, se acuñaron monedas de níquel y de cobre con el busto de Francisco Hernández de Córdoba en el anverso, y en el reverso el escudo de la antigua Federación Centroamericana, rodeado de la frase: “En Dios confiamos”.Nicaragua abrió la década del noventa bajo el gobierno de Violeta Barrios de Chamorro, quien realizó la emisión del córdoba “oro”, que a partir del 13 de agosto de 1990 pasó a convertirse en un nuevo medio circulante, expresado en la misma moneda córdoba.Aunque el nuevo gobierno proclamó que dicha moneda tendría paridad con el dólar americano, antes de un año la paridad anunciada tomó su curso real y se devaluó seis veces a su valor de emisión. Actualmente el córdoba se cambia en relación al dólar a una tasa de 25.43 córdobas por un dólar.
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